Mi nombre es Heriberto y en Febrero de 2006 llegue a México procedente de Suramérica, con el único objeto de llegar a los Estados Unidos de manera ilegal en busca del sueño Americano, y trabajar para sostener a mi familia, como lo hacemos todos los emigrantes en este país.
Mi aventura comienza en la ciudad de Reynosa (Tamaulipas), cruzando el Río Bravo en una balsa y ayudado por miembros del ejercito Mexicano, es de noche y el coyote me lleva a una casa como a 20 millas adentro del territorio Americano; a mi y a otros diecinueve personas mas.
Allí debemos esperar tres días, ya que otro grupo llegara a la noche siguiente.
Como llegue primero que los demás me dan una cama para dormir, los demás deben dormir en el suelo.
A la siguiente noche llega el otro grupo de personas, son quince y vienen todos mojados pues estaba lloviendo y de igual manera les toca quedarse en el suelo. Un chavo de nombre Antonio, de unos 25 años se acomoda en un rincón cerca de mi cama; es un chavo alto de atlética figura, bigote negro y poblado; el tiembla de frío y sus ropas aun mojadas se pegan a su cuerpo lo que hace que se vea mas sensual. El viene de un ranchito en el estado de Michoacán. Le invito a quedarse conmigo en la cama y el me contesta que nunca a compartido la cama con otro hombre, yo le digo que si no lo hace se va a resfriar; el acepta y se quita la ropa y se mete conmigo en la cama.
Una hora mas tarde me pregunta que de donde soy y le digo que de Suramérica. El con curiosidad me dice que nunca había visto a alguien que no fuera Mexicano.
Le digo que junte sus pies con los míos para que agarre calor. El lo hace y no puedo evitar sentir emoción y creo que mi pene empezó a ponerse erecto y sin poderlo evitar lo abrasé y lo acerqué a mi cuerpo. El no opuso resistencia y llevo su brazo por encima de mi cuerpo y me dijo al oído que sentía algo muy bonito; su boca estaba muy cerca de la mía y su aliento me excitaba aun mas, no lo pude evitar y lo bese, el correspondió de la misma manera.
Esa noche no paso nada; solo besos y caricias y más besos. Me dijo que era su primera vez con un hombre y que no sabia que hacer, y que nunca había imaginado hacerlo como tampoco imaginaba que se sentia tan chido.
Dos días después llegamos a la ciudad de Atlanta y como no conocía a nadie decidió irse conmigo a la casa de mis familiares. Allí ya en la intimidad continuamos con lo que habíamos dejado iniciado en la frontera.
Desnude su cuerpo y para mi sorpresa el tenia todo lo que yo deseaba, un cuerpo perfecto, su pene de unas ocho pulgada y sus nalgas parecían de negro. Lo bese por todo el cuerpo y le practique sexo oral y el eyaculo en mi boca, luego el hizo lo mismo; luego lo lleve con delicadeza a la cama y lo coloque boca abajo y con lubricante y mucho cuidado lo penetre, no fue fácil el dolor no lo dejaba, metia las manos y mordia la almohada, pues era su primera vez.
Nunca imagine que un hombre tan recio y de un estado Mexicano donde el hombre es machista, pudiera ser tan tierno y complaciente en la cama.
Ha pasado ya mas de un ano y seguimos juntos, trabajamos y trabajamos para salir adelante como fue nuestro sueño; y en cosas de intimidad la llama aun arde como la primera vez son noches interminables de placer y siempre que tenemos sexo lo hacemos por igual, lo que el me hace yo se lo hago a el y practicamos todas las posiciones posibles.
La frontera es impredecible y suceden cosas malas, pero también cosas muy hermosas y en este caso, en vez de dividirnos, la frontera nos unió. Antonio Mexicano y Yo Colombiano.
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